Los "Ñaupa Lagartos"

Caminando por el Cretácico Boliviano
Por Omar Medina 

Rastro de huellas de ornitópodo en la región de Maragua

La historia de la paleontología boliviana se desarrolla a partir del siglo XIX, cuando se empieza a descubrir la presencia de huellas fósiles de invertebrados (icnofósiles), en diferentes sitios del país. Fue el naturalista francés Alcides d´Orbigny, quien viajando por Sudamérica, descubrió las huellas de reposo de los trilobites en rocas del Ordovícico en la región de Arani (Cochabamba), denominándolas Cruziana furcifera, en honor al presidente boliviano Andrés de Santa Cruz. Recientemente, la paleontóloga Margarita Toro y varios de sus estudiantes describieron icnofósiles, sobre todo del Devónico, sobresaliendo los del género Bifungites.[1]

Durante varias décadas no se hicieron progresos singnificativos en el estudio de icnofósiles en Bolivia. Fue a partir de 1995 que se hicieron notables los descubrimientos de extensas superficies rocosas con numerosas icnitas (pisadas) de distintas especies de dinosaurios, a quienes los campesinos locales llaman “Ñaupa lagartos” en el idioma quechua, principalmente en el departamento de Chuquisaca, al sur de Bolivia. En ese año se realiza una primera descripción de las extrañas marcas de huecos que existían en el enorme farallón de caliza que observaron los trabajadores de una cantera próxima a la ciudad de Sucre. Fue el Dr. Mario Suarez Riglos quien redactó un informe preliminar identificando aquellos huecos como pisadas de dinosaurio.[2]

Este acontecimiento despertó el interés de la comunidad científica, siendo que anteriormente en Bolivia sólo se conocían los rastros de huellas de dinosaurios en Torotoro, en la región de Potosí. El nuevo descubrimiento próximo a Sucre, ahora llamado yacimiento de Cal Orcko (cerro de Cal, en el idioma quechua), desencadenó también la búsqueda de nuevos yacimientos de pisadas de dinosaurios en los afloramientos del Mesozoico, en especial del Cretácico.

Paso a Paso…

El yacimiento de pisadas de Cal Orcko contiene más de 465 rastros diferentes y más de 12.000 huellas individuales, formando parte de la formación geológica El Molino, del Cretácico Superior. La mayoría de las pisadas fueron dejadas por dinosaurios terópodos pequeños, medianos y grandes, pero también existen rastros de dos tipos diferentes de saurópodos titanosaurios, y de ornitópodos pequeños y grandes. Las huellas más prominentes son las de anquilosaurios, reptiles cuadrúpedos caracterizados por una armadura dérmica pesada. Los trabajos del Dr. Christian A. Meyer, del Museo de Historia Natural de Basilea (Suiza), destacan las icnitas dejadas por estos dinosaurios, siendo el primer registro de pisadas de esos animales en el continente sudamericano y el registro más importante a nivel mundial. Cal Orcko también contiene el rastro continuo más largo del mundo: la pista de un terópodo de tamaño medio que se extiende por 620 m de distancia. Otros dos rastros de un titanosaurio pueden seguirse por más de 300 metros. Los rastros paralelos de titanosaurios y los de quince individuos anquilosaurios claramente muestran comportamiento social, así como la vida en manada de esos gigantescos herbívoros.[3]

Además de las huellas, la pared rocosa de Cal Orcko, presenta una singular estética debido a su disposición vertical, que muestra cómo los procesos orogénicos en el pasado movieron las capas sedimentarias desde su posición original horizontal a la posición vertical y plegada en el presente.

En Bolivia existen otros lugares con abundantes huellas de dinosaurios, hallándose fundamentalmente en el cuadrante noroeste del territorio. En Anzaldo hay rastros de saurópodos. En Torotoro, hay más de 2500 pisadas observadas y dos largos rastros muy bien conservados. Uno de esos rastros fue identificado por G. Leonardi como de un anquilosaurio, llamando el nuevo icnogénero y la nueva icnoespecie como Ligabueichnium bolivianum.[4]

El otro rastro muy bien conservado ha sido identificado como de velociraptor, cuyas reconstrucciones se hicieron famosas con la película Parque Jurásico. Otro impresionante yacimiento es el de Maragua, en Chuquisaca, cuyo enorme sinclinal se asemeja a un plato geológico, y en donde las huellas de dinosaurios están en numerosas plataformas rocosas inclinadas. Además de rastros asignables a saurópodos y terópodos, se hallan los de ornitópodos grandes (probablemente hadrosaurios) y de anquilosaurios juveniles. También se ha hallado una estructura que probablemente corresponda a un nido, o al menos un revolcadero, con marcas de garras de dinosaurio. Recientemente se ha hallado una gigantesca huella de abelisaurio con aproximadamente 1,15 metros de longitud.[5] Próximo a unas huellas se encontró parte del cráneo y mandíbula de un gran cocodrilo, y placas de tortugas. Cerca de Maragua, en una localidad denominada Janaj Khuchu a orillas del río Lirio, una superficie de roca contiene huellas de dinosaurios terópodos y saurópodos bien definidas.[6]

Icla es otro fascinante lugar, el cual muestra evidencias que sugieren la existencia de un oasis en medio de un paleodesierto, donde se registraron huellas de anquilosaurios, enormes terópodos y también estegosaurios. Es el único sitio de huellas de dinosaurio en el límite Jurásico-Cretácico en Bolivia.[7] En Bolivia se siguen descubriendo nuevos yacimientos de pisadas de dinosaurios. La abundancia de restos paleontológicos en ese país es enorme, y actualmente no hay una gran actividad investigativa allí. Existen yacimientos cuyo acceso es muy complicado, no sólo por las condiciones del terreno sino por los habitantes de esos remotos sitios que se muestran reticentes al contacto con extraños. Esta abundancia de yacimientos representa una enorme riqueza cultural y un gran potencial científico, pero se necesitan expertos que estudien los fósiles y los afloramientos rocosos para poder dar a conocer su existencia al mundo, y sensibilizar a las personas acerca de la importancia de conservar dicho patrimonio cultural y científico.

Cuatro rastros de huellas de dinosaurios en la zona de Maragua. “A”, “B”, y “D” corresponden a saurópodos cuadrúpedos mientras que “C” corresponde a un ornitópodo bípedo. Obsérvese la persona en el centro para escala.
Vista del flanco sureste del sinclinal de Maragua. El sinclinal lo conforman capas de rocas sedimentarias del Mesozoico.
Huella de abelisaurio, un terópodo del Cretácico. Esta es la huella más grande que se ha encontrado de este grupo de animales. La escala es de 40 cm.
Múltiples rastros de saurópodos y ornitópodos en el Parque Nacional de Torotoro, justo al lado del puente que da acceso a la población de Torotoro, Bolivia.
Omar Medina Ramírez es arquitecto, fundador de la Red Boliviana de Paleontología, dependiente del Viceministerio de Ciencias y Tecnología. Empezó con la investigación paleontológica desde que ingresó a la Sociedad Científica Universitaria de Paleontología de la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca en 1996. Actualmente es gerente de la Consultora Paleoforma, responsable del trabajo paleontológico principalmente en el sur de Bolivia. Omar es asesor externo para el Parque Cretácico de Cal Orcko, y docente universitario en la Carrera de Arquitectura y Diseño Gráfico de la Universidad Mayor de San Francisco Xavier en Sucre. En la misma, desarrolla investigación en el Instituto de Investigaciones del Hábitat en el área del Paisajismo y Patrimonio Natural.

Referencias

[1] Mario Suarez, Omar Medina Ramírez y Ricardo Céspedes. 2016. La Ruta migratoria de los Dinosaurios por Bolivia. Publicación del Viceministerio de Ciencia y Tecnología del Estado Plurinacional de Bolivia. Pág. 9-11. La Paz.

[2] Asociación Sucrense de Ecología, Anuario ASE. 1995. Pág. 14- 15. Editorial Domingo Savio. Sucre.

[3] Christian A. Meyer. 2015. Cal Orck’oInforme Final Paleontológico. Cantera abandonada de la Fábrica Nacional de Cemento S.A. FANCESA, Sucre, Dep. Chuquisaca, Bolivia. Trabajo de investigación encargado por organismos locales para generar políticas de conservación del farallón de Cal Orck’o.

[4] Leonardi, G. 1984. Le impronte fossili di dinosauri. In Sulle orme dei dinosauri. Errizo Editrice. Venice. Resumen mencionado en La Ruta Migratoria de los Dinosaurios por Bolivia. Publicación del Viceministerio de Ciencia y Tecnología del Estado Plurinacional de Bolivia. Pág. 60-61. La Paz.

[5] Sebastián Apesteguía, Rubén Molina-Pérez, Omar Medina Ramírez & Grover Marquina. 2016. Out of time: gigantic South American Theropods in latest Cretaceous rocks of Bolivia. Libro de Resúmenes IX Congreso Latinoamericano de Paleontología. Lima

[6] Omar Medina Ramírez. 2015. Primer reporte de icnitas de terópodos de la Formación Chaunaca en cercanías del centro poblado de Potolo, Distrito 8 del Municipio de Sucre en Bolivia. Nota publicada en Correo del Sur 29 de marzo de 2015. Sucre.

[7] Sebastián Apesteguía y Pablo A. Gallina. 2011. Tunasniyoj, a dinosaur tracksite from the Jurassic-Cretaceous boundary of Bolivia. Anais da Academia Brasileira de Ciências 83(1):267-277.

DESCARGAR PDF