La Historia de la Vida:

¿Un Árbol o un Bosque?

por Raúl Esperante

Darwin propuso en su teoría de la evolución por selección natural que el origen de todos los organismos se remonta a un ancestro común que surgió por mecanismos naturalistas hace millones de años (Fig. 1). Ese ancestro común debió habitar los océanos y de él surgieron los diversos Fila (o grandes grupos de animales y plantas) que representan la diversidad biológica fósil y viviente. Con esta idea Darwin proponía el concepto de monofilia u origen monofilético para todos los organismos. Darwin dedicó dos capítulos enteros (VI y XIX) de su libro El Origen de las Especies (1859) a las dificultades de la teoría de la evolución derivadas del registro fósil y geológico y allí él mismo reconoció que el registro fósil conocido no mostraba tal origen monofilético, y que no se podía trazar el origen de los animales a un simple ancestro común. Él reconoció que el registro fósil muestra un origen abrupto de las diversas formas animales, ejemplificado por la aparición repentina de muchos fila en las rocas basales del Cámbrico, que eran las que contenían los fósiles más antiguos conocidos. No obstante, insistió que el registro fósil era incompleto y que apenas conocíamos una minúscula parte de él, y que futuros descubrimientos darían apoyo a su modelo. La evidencia fósil que él conocía claramente contradecía su teoría de origen monofilético a partir de un antepasado común, pero él insistió en tal idea diciendo que los descubrimientos posteriores mostrarían fósiles anteriores al Cámbrico que dibujarían un árbol genealógico común para todos los organismos.

Desde entonces, los biólogos han sostenido la idea de un ancestro común o monofilia con un compromiso casi ideólogico y pocos científicos han querido cuestionarlo, permaneciendo de ese modo como el dogma central de la teoría de la evolución darwiniana por más de un siglo. Sin embargo, en los años ochenta y noventa, varios biólogos y paleontólogos publicaron ensayos en los que abiertamente cuestionaban el concepto de descendencia desde un ancestro común (monofilia). El trabajo más exhaustivo y de mayor impacto científico fue el libro de Michael Denton, Evolution: A Theory in Crisis, publicado en 1985.[1] Aquí queremos llamar la atención a un ensayo menos conocido pero de gran profundidad publicado por Malcom S. Gordon en 1999, profesor de Biología en la Universidad de California, Los Ángeles.

Monofilia versus Polifilia

En su análisis, Gordon examina dos episodios en la historia de la vida: el origen de la vida y el origen de los tetrápodos (organismos con cuatro extremidades), y concluye que la evidencia científica favorece un origen múltiple (polifilético) y no un ancestro común como Darwin propuso. Acerca del término monofilia y sus aplicaciones en la biología, Gordon afirma que hay “temas sustanciales sin resolver relacionados con las definiciones operacionales del término. Estos son muy aparentes con respecto tanto a las estructuras del genoma de los organismos como a los niveles de las categorías más altas (reinos, fila, clases). Hay muchos tipos de evidencia y un número suficiente de casos claros en los que las interpretaciones monofiléticas son, como poco, forzosas o, en algunos casos, insostenibles. Por ese motivo, creo que ahora es un buen momento para iniciar una reevaluación de lo que queremos decir con monofilia, y de algunas situaciones seleccionadas en las que la aplicación del concepto puede ser evidentemente inapropiada”.[2] Gordon dice que la decisión de si las categorías altas de clasificación (reinos, fila, clases) son monofiléticas o polifiléticas no se puede basar solamente en criterios morfológicos (anatómicos) porque el registro fósil es “o bien inexistente o simplemente demasiado parcial, estocástico, y mosaico en naturaleza para proporcionar respuestas definitivas”. [3]

El Origen de la Vida

En cuanto al origen de la vida, Gordon afirma que la evidencia científica apunta a un origen polifilético, es decir, múltiple. Gordon menciona la relevancia del descubrimiento de transposones (elementos genéticos que son transferibles entre organismos), la capacidad de muchos virus de insertarse en el genoma de otros organismos, la habilidad de muchos tipos de microorganismos de intercambiar material genético no sólo entre organismos de la misma especie sino entre organismos de reinos diferentes (transferencia de plásmidos). Estos fenómenos, dice Gordon, “colectivamente hacen parecer casi imposible decir que las categorías más altas de organismos hayan tenido una especie basal única.

Esta figura ilustra la evolución de los vertebrados a partir de un ancestro común, que es la idea central de la teoría darwiniana. Según este modelo los primeros organismos debieron ser simples y la diversidad biológica debió ser escasa. A lo largo de millones de años la complejidad biológica fue aumentando y con ella la diversidad de formas también. Mirando hacia atrás, los diversos grupos de organismos trazan su origen a un ancestro común que debió surgir cientos de millones de años en el pasado. Esta teoría tiene muchos fallos y el gráfico permite ver varios de ellos. Por ejemplo, aunque la ilustración muestra un organismo ancestral al comienzo, en realidad no se conoce ni existe en ningún lugar. Lo que representa este gráfico es una idea falsa de un antepasado que en realidad no se conoce. En segundo lugar, tampoco se conocen los supuestos intermedios representados en cada línea horizontal. El artista los ha dibujado, pero no son entes reales hallados en el registro fósil. En tercer lugar, el gráfico deja claro que no existen conexiones (o intermedios evolutivos) entre los diversos grupos (líneas horizontales), es decir, cada grupo de animales está bien definido, tanto en el presente como en los fósiles, y no se conocen los posibles intermedios entre un grupo y el otro. En cuarto lugar, la complejidad y diversidad inicial fueron muy elevadas, algo que es opuesto a lo predicho por la teoría de la evolución. Por tanto esta ilustración, en vez de probar la evolución, muestra la realidad opuesta: tanto el registro fósil como los organismos vivientes actuales no sugieren una secuencia lineal continua de cambio gradual evolutivo, sino grupos bien definidos que se distinguen claramente, que es precisamente lo que se concluye de la lectura del relato de la Creación en el Génesis (Dios creó “según su especie…”) Crédito de imagen: http://palaeos-blog.blogspot.com/2012/04/invalidando-la-teoria-de-la-evolucion.html

A nivel de macroescala la vida parece haber tenido muchos orígenes. La base del árbol de la vida parece no haber sido una sola raíz, sino una red de múltiples ramas intrincadamente entrelazadas derivando de muchas fuentes genéticas, quizá cien o más…”[4] En otras palabras, la evidencia genética no sugiere para los animales un origen único en un ancestro común en el pasado distante como lo imaginaba Darwin, sino un origen múltiple para los distintos linajes de animales. “La versión tradicional de la teoría del ancestro común,” afirma Gordon, “aparentemente no se aplica a los reinos [de organismos] como los reconocemos en el presente. Probablemente no se aplica a muchos, si alguno tal vez, de los fila y posiblemente no a muchas clases dentro de los fila”.[5]

Conclusión

Como biólogo evolucionista Gordon no está afirmando con estas declaraciones el origen múltiple de los organismos según el modelo bíblico de creación, sino rechazando la evolución a partir de un ancestro común, que es la idea principal de la teoría darwiniana. Sin embargo, resulta interesante que, de manera indirecta, los datos genéticos apoyan el modelo bíblico de creación y no la evolución gradual para el origen de la vida. Los fósiles también muestran un origen múltiple para los organismos, pues los distintos grupos de animales y plantas aparecen distintivamente en el registro fósil sin que existan especies transicionales que indiquen evolución gradual a partir de un ancestro común. Los diversos grupos (fila, clases, órdenes, etc.) aparecen completamente formados y diferenciados como fósiles, y no se encuentran claros ejemplos de formas transicionales entre unos grupos y otros. De nuevo, esto apunta a que los organismos que se fosilizaron, probablemente debido a una catástrofe global, tuvieron un origen único y múltiple en un acto de creación, en los que las diferentes y reconocibles morfologías fueron establecidas.

De este modo, tanto la evidencia genética molecular como los fósiles indican que los organismos vivientes y fósiles debieron tener un origen múltiple y no gradual desde un ancestro común en el pasado distante. Dicho origen múltiple es lo que se esperaría dentro del modelo bíblico de la creación.

Referencias

[1] Adler & Adler Publishers, Maryland, 368 p.

[2]Gordon, M.S., 1999. The concept of monophyly: a speculative essay. Biology and Philosophy, 14: 331-348.

[3]Idem, p. 333.

[4]Idem, p. 334.

[5]Ibidem.