Las Islas Galápagos

Por L. James Gibson

Las plantas y los animales de las islas Galápagos son uno de los iconos más conocidos de la evolución. Según la tradición, fue aquí donde Charles Darwin recibió su inspiración para su hipótesis de que la selección natural proporciona un mecanismo para explicar cómo todos los organismos podrían haberse diversificado a partir de un antepasado común. ¿Qué tienen que decir los creacionistas acerca de la extraordinaria vida de las Galápagos?

Una cosa que hemos aprendido de estas plantas y animales es que la selección natural parece haber estado trabajando en las adaptaciones locales de las distintas especies que se encuentran en las islas. Es razonable suponer que las diversas especies de pinzones de las Galápagos descienden de un antepasado común. De la misma manera, los cucuves, las tortugas gigantes, las plantas Scalesia y otros grupos característicos habrían descendido, cada uno, de antepasados prehistóricos que llegaron a las islas solos o en pequeños grupos. Es igualmente razonable suponer que la selección natural pudo contribuir a la adaptación de estas especies a los ambientes de las islas. Pero ¿es razonable extrapolar estas adaptaciones locales que suponen pequeñas modificaciones de estructuras preexistentes e invocar que el mismo mecanismo de selección natural es responsable del origen de todos los tipos de plantas y animales, con sus diversos planes corporales, a partir de un único antepasado, común a todos ellos? No.

Las islas Galápagos no nos proporcionan ningún ejemplo de la aparición de nuevos órganos, estructuras corporales o tipos de animales por medio de la selección natural − o por cualquier otro procedimiento. Vemos una amplia evidencia de adaptación local, pero las aves, reptiles y plantas de las islas pertenecen claramente a grupos mayores con miembros similares en América del Sur.

No proporcionan pruebas de que la selección natural sea una fuerza creativa como requiere la teoría de Darwin. Por el contrario, la flora y la fauna de Galápagos son consistentes con la idea creacionista de que los grupos fueron creados por separado, dotados de herramientas genéticas para que puedan adaptarse a cambios locales en el clima y el hábitat, pero sin la capacidad para desarrollar nuevos órganos, estructuras corporales o tipos de organismos.

La lectura de esta edición de Ciencia de los Orígenes le permitirá aprender más de estas fascinantes islas y su biota única.

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