El Diluvio - ¿Local o Universal?

Un Análisis Desde la Terminología del Relato del Génesis

por Richard M. Davidson
Diluvio 01
UNA NARRACIÓN HISTÓRICA
Uno de los aspectos más controvertidos de la narración del Génesis concierne a la extensión geográfica que abarcó el Diluvio del Génesis. Generalmente se asumen tres posiciones principales: (1) la tradicional, que acepta la naturaleza universal de la inundación, afectando a todo el planeta; (2) la idea de que la inundación fue local o limitada, que reduce el alcance de la historia del Diluvio a una localización geográfica particular en Mesopotamia; y (3) la interpretación no literal (simbólica), que sugiere que la historia del diluvio es una presentación no histórica escrita para transmitir verdades teológicas.
 Contra esta tercera posición, la no histórica, debemos destacar las evidencias dentro de la narración bíblica que afirman la naturaleza histórica del Diluvio. El texto bíblico contiene indicadores de que el relato del Génesis se refiere a historia factual, incluyendo la estructura literaria de la historia del Diluvio (véase Shea 1979), el marco genealógico, o la construcción que envuelve a la historia (Gén 5:32 y 9:28-29), y las genealogías secundarias (Gén 6: 9-10 y 9:18-19). El empleo del término genealógico tôledôt (“generaciones,” “relato”) en la historia del Diluvio (6:9) y a través de todo el Génesis (13 veces, estructurando todo el libro), indica que el autor presenta esta historia como históricamente veraz, al igual que el resto del Génesis (Doukhan 1978, p 167-220). Walter Kaiser analiza la forma literaria de Génesis 1-11 y concluye que toda esta sección del libro debe ser tomada como “prosa narrativa histórica” (Kaiser 1970).
El libro de Job también alude al Diluvio, en ese entonces aún reciente (Job 9:5-8; 12:14-15; 14:11-12; 22:15-17; 26:10-14; 28:9; 38:8-11; véase Morris 1988, p 26-30). El suceso histórico del Diluvio es parte de las acciones de salvación/juicio de Dios, y su historicidad es asumida y esencial para los argumentos teológicos de escritores bíblicos posteriores que emplearon la tipología del Diluvio (véase Davidson 1981, p. 326-327), sobre lo que trataremos más adelante con mayor profundidad.
Así, según los escritores bíblicos, en vez de ser una narración no histórica, simbólica o mítica escrita con propósitos de instrucción teológica, la narración del Diluvio pretende registrar de manera fiel un evento literal, real e histórico.
Para los cristianos evangélicos que toman seriamente el registro bíblico y aceptan la historicidad de la narración del Diluvio, el interrogante sigue siendo si el evento descrito debe tomarse como un diluvio local y limitado, o si fue un cataclismo global y universal.
Los que sostienen que el Diluvio fue un evento local interpretan la terminología de Génesis en un sentido relativo y no universal y absoluto. Los varios términos aparentemente universales en el texto podrían implicar solamente una localidad limitada, y son vistos como una demostración de la universalidad dentro de la cosmovisión del autor, pero de un alcance limitado en relación con nuestra perspectiva moderna. (Véase Boardman 1990, p 223-226; Custance 1979, p. 15-27; Kidner 1967, p 93-95; Ramm 1954, p. 241-242.) Trataremos sobre este asunto en la próxima sección de este artículo.
La interpretación conservadora tradicional del relato del Diluvio es que Génesis 6-9 describe un Diluvio universal y global. La tesis de este artículo es que solamente la posición tradicional de un Diluvio mundial, literal y universal hace plena justicia a los datos bíblicos, y esta interpretación universal es crucial para la teología del Diluvio en Génesis, y para las implicaciones teológicas trazadas posteriormente por otros autores bíblicos.

 LA TERMINOLOGÍA BÍBLICA EN GÉNESIS 6-9 INDICA UNIVERSALIDAD

Quizás el tipo de evidencia bíblica más importante para un Diluvio universal sea toda la terminología inclusiva específica encontrada en el relato mismo del Génesis. Gerhard Hasel ha llevado a cabo un estudio cuidadoso de esta terminología en tres artículos de la revista Origins (Hasel 1974, 1975, 1978). Ocho términos o frases diferentes en Génesis 6-9, la mayoría imitando términos similares en el relato de la creación de Génesis 1-2, indican universalidad.
 Primero, el término ha'arets (tierra), que aparece 46 veces en la narrativa del Diluvio, siempre sin genitivo de limitación acompañante, es evidentemente paralelo al uso del mismo término en la descripción de la creación universal en Génesis 1:1, 2, 10.
 Algunos han argumentado que si Moisés hubiera deseado indicar el mundo entero, habría usado el término hebreo tebel, que representa al mundo como un todo, o la tierra seca en el sentido de continentes. Esta palabra nunca se usa en el relato del Diluvio. Pero debe señalarse que nunca se usa tebel en el Pentateuco, ni aún en la narración de la creación. A decir verdad, el término no se emplea en las porciones narradas de la Biblia, sino solamente en textos hebreos poéticos (39 veces) generalmente como un sinónimo poético en paralelo con ha'arets (la tierra). Por lo tanto, este argumento de silencio no considera adecuadamente el uso contextual y poético de la terminología, y tiene poca importancia.

Difícilmente exista una manera más clara en hebreo de enfatizar la destrucción total de “toda existencia” de la vida humana y animal sobre la tierra, que la manera en que ha sido expresada en Génesis.

Una segunda expresión, "Sobre la faz de toda la tierra" al-penê kol-ha'arets (Gén 7: 3; 8:9), claramente alude a la primera aparición de la misma frase en el contexto universal de la creación (Gén 1:29), por lo tanto, aquí también implica una universalidad de la misma dimensión, es decir, la superficie entera de la masa mundial. Aunque el término acortado "Toda la tierra" (kol-ha'arets) por sí mismo puede tener un significado limitado en otros lugares según se indique por el contexto inmediato del fragmento (ver Éx 10:5, 15; Núm 22:5, 11; 1 Rey 4:34; 10:24; 2 Crón 36:23; Gén 41:57), el contexto inmediato de la historia del Diluvio es la pecaminosidad universal de la especie humana, a quien Dios había hecho y creado (Gén 6:6,7) para dominar sobre "toda la tierra" (Gén 1:26), y el contexto acertado es la dispersión universal de hombre después de la Torre de Babel "sobre la faz de toda la tierra" (Génesis 11:4, 8, 9). En cada uno de las cuatro apariciones de la frase "sobre la faz de toda la tierra" en Génesis, además de la historia del Diluvio (Gén 1:29; 11:4, 8, 9), inequívocamente tiene el sentido universal de la superficie de toda la tierra del globo terrestre, y no hay nada en el relato del Diluvio que apunte a una universalidad más pequeña.

 En tercer lugar, la frase "la faz de la tierra" penê ha.adamah (cinco veces en el relato del Diluvio, 7:4, 22, 23; 8:8, 13), aparece en paralelo con los términos universales que acabamos de señalar, "la tierra" (7: 23) y "la faz de toda la tierra" (8:9); y esta frase “la faz de la tierra” nos trae a memoria su primer uso en el contexto universal de la creación (Gén 2:6).
 En cuarto lugar, el término kol-basar "toda carne" aparece 12 veces en Génesis 6-9. La palabra kol “todos” (que ocasionalmente puede expresar menos que la totalidad si el contexto lo requiere), si va antes de un sustantivo indeterminado sin artículo o sufijo posesivo, como aquí en Génesis 6-9, indica totalidad. El anuncio de Dios de destruir “toda carne” (Gén 6:13, 17) y el comentario del narrador de que "toda carne" murió (Génesis 7:21-22), excepto los habitantes del arca, demuestran la destrucción universal. La única aparición de kol más el sustantivo determinante habasar "toda la carne" (en Gén 7: 15) demuestra a la vez totalidad y unidad.
 En quinto lugar, la expresión "de todo lo que vive" (kol-hahay) de toda carne (Gén 6:19), es otra expresión de totalidad; en 7:4, 23, el término similar kol-hay eqûm significa literalmente "toda existencia". Este término está dando dimensiones universales adicionales por la adición de la cláusula que alude a la creación "todo ser viviente que hice" (7:4), y por la declaración exclusiva "Solamente Noé, y los que con él estaban en el arca" (7:23). Como Hasel lo expresa:

Difícilmente exista una manera más clara en hebreo de enfatizar la destrucción total de "toda existencia" de la vida humana y animal sobre la tierra, que la manera en que ha sido expresada en Génesis. El autor de la historia del Diluvio en Génesis empleó la terminología, las fórmulas, y las estructuras sintácticas del tipo de las que no podían ser más enfáticas y explícitas en expresar su concepto de un diluvio universal y mundial (Hasel 1975, p. 86).

En sexto lugar, la frase "debajo de todos los cielos" (tahat kol-haššamayim, Gén 7:19), aparece seis veces en el Antiguo Testamento además de en el relato del Diluvio, y siempre con un significado universal (ver Deut 2:25; 4:19; Job 28:24; 37:3; 41:11; Dan 9:12). Por ejemplo, se usa la frase para describir la omnisciencia de Dios: "Porque Él mira hasta los fines de la tierra, y ve cuanto hay bajo los cielos" (Job 28:24). En otro lugar retrata la soberanía de Dios: "Todo lo que hay debajo del cielo es mío" (Job 41:11).
La frase universal "bajo todo el cielo" o "bajo los cielos" también universaliza la frase "debajo del cielo" (Gén 6:17) en este mismo contexto del Diluvio. La palabra "cielo," a secas, puede tener un significado local (por ejemplo en 1 Rey 18:45), pero aquí el contexto es evidentemente universal. Eclesiastés, que contiene numerosas alusiones a la creación, también utiliza el período “debajo del cielo” con una intención universal (Ecl 1:13; 2:3; 3:1).
En el relato del Diluvio esta frase "bajo todo el cielo" es parte de dos enérgicas estrofas que describen la extensión de la inundación: “Y el agua subió mucho en extremo sobre la tierra, y todos los montes altos que había debajo del cielo quedaron cubiertos. Quince codos (siete metros) más alto subió el agua, y los montes quedaron cubiertos.” (7:19, 20 NRV 1990). El crítico erudito John Skinner destaca que Génesis 7:19, 20 no solamente “asevera su universalidad [del Diluvio], sino que lo demuestra, por así decirlo, dando la altura exacta de las aguas por encima de las montañas más altas” (Skinner 1930/1956, p. 165).
El lenguaje bíblico aquí no puede explicarse sólo en relación con un cielo local, ni puede hacer referencia a las montañas locales como siendo cubiertas por nieve, como sugieren algunos defensores de una inundación local. H. C. Leupold señala que el escritor del versículo 19 no está contento con un uso simple de kol (todos) en “todos los montes altos,” sino que (y cito): “debido a que conocía que ‘todo’ puede ser usado en un sentido relativo, el autor quita toda ambigüedad posible añadiendo la frase ‘debajo del cielo.’ Un doble ‘todo’ (kol) no admite un sentido relativo. Casi constituye un superlativo hebreo. Así que creemos que el texto deshace las dudas sobre la universalidad del Diluvio” (Leupold 1942, p. 301-302).
En séptimo lugar, Hasel, quien dedica todo un artículo académico a la frase “todas las fuentes [ma.yenoth] del gran abismo [tehôm rabbah]” (Gén 7:11; 8:2), demuestra cómo están conectadas con el “mar” universal (tehôm) u océano mundial en Génesis 1:2 (compárese con Sal 104:6 “Con el océano [tehôm] como vestido la cubriste [la tierra], sobre los montes persistieron las aguas.”) La expresión “fueron rotas todas las fuentes” (es decir, una falla geológica) de no sólo un manantial subterráneo de agua en Mesopotamia, sino de todas las “todas las fuentes del gran abismo,” unida en la misma estrofa con el abrir de las ventanas de los cielos, sugiere un evento más allá de lo local. Hasel llega perspicazmente a la conclusión de que “la ruptura de todas las fuentes ‘del gran abismo’ se refiere a la ruptura de los manantiales de aguas subterráneas con tal poderío y fuerza que, junto al torrencial (en forma de lluvias) de las aguas contenidas en los cielos atmosféricos provocaron un diluvio mundial” (Hasel 1974, p. 71).
En octavo lugar, en otro artículo, Hasel (1978) demuestra cómo la Biblia hebrea reservó un término especial, mabbûl, el cual en sus 13 apariciones hace referencia exclusivamente al Diluvio universal de Génesis (12 usos en Génesis, uno en Salmos 29:10). Esta palabra procede de la raíz hebrea ybl “fluir, manar.” El término mabbûl, que en el relato del Diluvio generalmente se relaciona con mayim “aguas,” parece haberse convertido en “un término técnico para las aguas que fluyen o manan y como tal designa la inundación (diluvio) siendo causada por las aguas. ...mabbûl es un término consistentemente empleado en el Antiguo Testamento para señalar la inundación (diluvio) que originada por lluvias torrenciales y ruptura de las aguas subterráneas” (Hasel 1978, p 92 - 93). Este término técnico establece claramente el Diluvio de Génesis como diferente de toda inundación local, y se utiliza en el Salmo 29:10 para ilustrar la soberanía universal de Yahweh sobre el mundo en la época del diluvio de Noé: “El Eterno preside el diluvio, y se sienta por Rey para siempre.”
Resumiendo respecto a la terminología técnica empleada para la extensión del Diluvio en Génesis 6-9, Hasel escribe:

El relato del Diluvio en Génesis aporta pruebas suficientes de que es un relato que debe entenderse como una narración histórica en estilo de prosa. Espera ser tomado literalmente. Hay una cantidad de terminologías y fórmulas consecuentes y abrumadoras... las que a base del contexto y sintaxis indican uniformemente que la historia del diluvio ha de entenderse en un sentido universal: el agua destruyó toda vida humana y animal más toda vida de ave en todo el globo terráqueo. Leerlo de otra manera significa imponer un significado sobre las construcciones sintácticas cuidadosamente escritas y específicas de la lengua original que el texto mismo rechaza (Hasel 1975, p. 87).

 OTRAS EVIDENCIAS BÍBLICAS DE UN DILUVIO UNIVERSAL

 Muchas otras evidencias bíblicas convergen para afirmar la extensión universal del Diluvio, y revelan también el significado teológico de esta conclusión. Resumiremos 14 puntos que emergen del texto bíblico.
 Primero, la trayectoria de los temas más importantes en Génesis 1-11 (la Creación, la Caída, el Plan de la Redención, la contaminación del pecado) es universal en alcance y requiere de una valoración universal correspondiente. Ya hemos señalado las numerosas alusiones al contexto universal de la creación en lo referente a la terminología específica del Diluvio. De acuerdo con Génesis 1-2, la creación de “los cielos y la tierra” ciertamente no es local en alcance.
 De igual manera, la Caída de Adán y Eva resultó en la condición pecadora de toda la raza humana (ha.dam), y no sólo de los habitantes de Mesopotamia (véase Génesis 6:5, 11; Romanos 3:19; 5:12). El Proto-evangelio (la primera promesa evangélica) presentado en Génesis 3:15, involucra la batalla moral universal entre los descendientes espirituales (o "semillas") de la serpiente y los descendientes espirituales ("semillas") de la mujer, culminando en la victoria de la Semilla representativa mesiánica sobre la serpiente (ver Robertson 1980). Este plan de redención es, indudablemente, universal en su alcance.
En una manera similar, la condición pecaminosa descrita de la especie humana, en la época del Diluvio, incluye a más que aquellos que vivían en la media luna fértil. Desde la perspectiva de Dios, y no simplemente desde el punto de vista culturalmente condicionado del narrador, tenemos los resultados del juicio investigador divino: "El Eterno vio que la maldad de los hombres [ha.dam, la raza humana] era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo sólo el mal” (Génesis 6:5). Tal pecaminosidad universal requiere naturalmente un juicio universal.
Segundo, el propósito divino dado para la decisión del Diluvio hace explícito su alcance universal: “Y el Señor dijo: ‘Raeré de la tierra a los hombres [ha.dam, la raza humana] que he creado, desde el hombre hasta la bestia, el reptil y las aves del cielo, porque me pesa haberlos creado’ ” (Génesis 6: 7). El propósito es nada menos que una destrucción completa de la raza humana (menos Noé, 6:8). Teniendo en cuenta la longitud del tiempo transcurrido desde la creación (alrededor de 1650 años como mínimo), la longevidad de los antediluvianos (casi mil años), y el mandato de Dios en la creación de llenar la tierra (expresado en Génesis 1:28), es muy improbable que la población antediluviana haya permanecido solamente en Mesopotamia. Por lo tanto, la destrucción de la humanidad requeriría más que una inundación local.
En tercer lugar, las líneas genealógicas tanto desde Adán (Génesis 4:17-26; 5:1-31) como desde Noé (Génesis 10:1-32; 11:1-9) son exclusivas en su naturaleza, indicando que como mismo Adán fue el padre de toda la humanidad antediluviana, Noé fue el padre de toda la humanidad postdiluviana. De los descendientes de Noé “fueron divididas las naciones de la tierra después del diluvio” (Génesis 10: 32), y la experiencia de la Torre de Babel dispersó a la humanidad por todo el globo (Génesis 11:1-19).
Impresionantes evidencias extra-bíblicas de que toda la raza humana, y no sólo las naciones de la media luna fértil, se incluyen entre los descendientes de Noé, y que conservan recuerdos de la inundación universal, se hallan en la incidencia asombrosa de historias antiguas sobre el diluvio en todo el planeta. Se conocen más de 230 historias diferentes del diluvio, entre los pueblos más diversos de la tierra (ver Frazer 1918, 1:105-361; Nelson 1931). Un diluvio mundial es con mucho la causa más frecuentemente referida para las calamidades universalmente destructoras del pasado en la literatura folklórica de la antigüedad (Thompson 1955, 1:182-194).
Un número extraordinario de estas tradiciones orales y escritas concuerda con los puntos básicos de la narración bíblica: toda la especie humana fue destruida por una fenomenal inundación como consecuencia del juicio divino contra el pecado humano, y un solo hombre y su familia, o algunos amigos en otras variantes, sobrevivieron al diluvio en una embarcación u otro vehículo marino. Las historias más cercanas a la zona de la dispersión en Babel son las más cercanas en detalles a la narración bíblica (véase Heidel 1946, Jacobsen 1981, Lambert y Millard 1969). Este vasto cuerpo de testigos antiguos sobre un diluvio mundial es un testimonio poderoso sobre la historicidad y la universalidad del Diluvio bíblico.
En cuarto lugar, la misma bendición divina inclusiva para ser productivos, multiplicarse y llenar la tierra, fue dada tanto a Adán como a Noé (Génesis 1:28; 9: 1). Esto es otra conexión entre la creación universal y el Diluvio, entre el principio original y el “nuevo principio.” Como la raza humana fluyó en la creación de Adán y Eva, de igual manera la humanidad postdiluviana se originó a través de Noé.
En quinto lugar, el acuerdo (Génesis 9:9-10) con su señal del arco iris (Génesis 9:12-17) está evidentemente relacionado con la extensión del diluvio, e incluye a toda la tierra (Génesis 9:13-17). Si hubo solamente una inundación local, entonces el acuerdo sería solamente un acuerdo limitado, y la señal de arco iris de “la universalidad omnímoda de la misericordia Divina” (Delitzsch 1888/1976, 1:289-290) sería despojada de su significado.
En sexto lugar, la viabilidad de la promesa de Dios (Génesis 9:15; compárese con Isaías 54:9) y la integridad de Dios en mantener sus promesas, están implícitas en la extensión mundial del Diluvio. Este punto no puede ser subrayado en exceso: si Génesis 6-9 describe solamente una inundación local, ¡entonces Dios ha roto su promesa cada vez que ha ocurrido otra inundación local! La única manera en que la promesa de Dios, de no enviar otra inundación para destruir a cada cosa viviente (Génesis 8:21), puede ser respetada y cumplida, es si el Diluvio fue de alcance universal, y toda la raza humana fuera del arca destruida.
En séptimo lugar, la universalidad del diluvio se subraya por el tamaño enorme del arca, detallado en Génesis 6:14-15, y la necesidad planteada de salvar todos los géneros de animales y plantas en el arca (Génesis 6:16-21; 7:2-3). Un arca grande llena de los representantes de todos los géneros de animales y plantas no acuáticos sería innecesaria si se tratase solamente de una inundación local, ya que estos géneros podían haber sido conservados en cualquier otro lugar del planeta. Pero la insistencia divina en el registro bíblico es que los animales fueran traídos al arca para preservar representantes de todos los variados géneros (Génesis 6:19-20).
En realidad, si solamente se tratase de una inundación local, ni siquiera la construcción del arca, aún para Noé y su familia, habría sido necesaria; Dios simplemente habría podido advertido a Noé y su familia para que escapasen del juicio próximo, tal como lo hizo con Lot en Sodoma. Pero el punto del relato en lo concerniente al arca es que no había ningún otro escape; en el medio del Diluvio “Quedó sólo Noé y los que estaban con él en el arca” (Génesis 7:23).

Si se tratase de una inundación local, ni siquiera la la construcción del arca, aún para Noé y su familia, habría sido necesaria

Octavo, el cubrir “todos los montes” con al menos 15 codos de agua (Génesis 7:19-20) no puede involucrar sólo una inundación local, ya que el agua mantiene su propio nivel en todo el planeta. Cubrir incluso un monte elevado en un marco local mesopotámico, requeriría esa misma altura de agua en todas las regiones de la superficie del planeta.

 En relación con esto, notemos que no es necesario postular la existencia de montañas tan altas como el monte Everest en la época del Diluvio, por lo tanto no es necesaria una cubierta de agua de 9,65 kilómetros de profundidad, como sugieren que sería necesario algunos defensores de una inundación local (véase Ramm 1954, p 242). Las montañas antediluvianas posiblemente fueran mucho más bajas que en la actualidad. Los pasajes en los libros de Job y Salmos bien pueden estarse refiriendo al proceso de elevación de las montañas postdiluvianas (véase Job 9:5; 28:9; y Salmos 104:7-8).

¿Por qué el Diluvio Debe Haber Sido un Evento Histórico Real que Cubrió el Planeta?

  1. El Diluvio de Noé fue lo suficientemente profundo para que el arca flotara sobre las montañas más altas.
  2. La inundación duró 371 días. Esto es más de lo que cualquier desastre meteorológico conocido en la historia haya durado, y habrá requerido dimensiones universales.
  3. La Biblia describe "la ruptura de las fuentes del gran abismo" (Génesis 7:11). Esto significa que se produjeron grandes terremotos y erupciones volcánicas a gran escala regional y posiblemente global.
  4. La Biblia dice que el propósito del diluvio fue destruir la población mundial de los humanos porque éstos se habían vuelto violentos y malvados.
  5. El Arca de Noé era enorme, el buque más grande jamás construido por el hombre hasta 1858. Era demasiado grande para las necesidades de una inundación local.
  6. El Diluvio de Noé es demasiado similar a las historias de inundaciones y leyendas de casi todas las culturas en la Tierra como para ser sólo una coincidencia. La idea de un Diluvio global debe haberse originado desde una fuente común y haberse propagado desde allí a muchas otras culturas a medida que éstas migraban.
  7. Otros escritores de la Biblia, incluyendo en el Nuevo Testamento, citan el libro de Génesis 165 veces. Cien de estas citas son de los primeros 11 capítulos del Génesis. Jesús mismo hace mención del Diluvio unas 25 veces. No hay ningún indicio de que estas personas pensaran en el Génesis como algo que no fuera la historia real de los eventos.

Profundizando en esta conexión, podemos abordar la objeción que los defensores de un diluvio local a menudo plantean, concretamente, que una inundación mundial implicaría “que la superficie terrestre fue totalmente renovada durante el año del Diluvio” y por lo tanto, que “la topografía antediluviana habría sido extremadamente diferente de la topografía postdiluviana.” Esta insinuación, según afirman, está en conflicto con las evidencias bíblicas que “indican consistentemente que la geografía antediluviana se parecía básicamente a la geografía postdiluviana” (Young 1977, p 210). Se hace referencia particularmente a las descripciones topográficas en relación con el Jardín del Edén: las tierras de Havilá y Cus, y los cuatro ríos, dos de los cuales (el Tigris o Hidekel, y el Éufrates) les eran familiares a los lectores del Génesis en el tiempo de Moisés.

Lo que no reconocen estos argumentos, sin embargo, es que aunque hay algunas semejanzas entre las topografías antediluviana y postdiluviana, hay más diferencias que semejanzas. Dos de los ríos mencionados aparentemente ya no existían en el tiempo de Moisés: el Pisón y el Gihón son mencionados en relación con los lugares donde solían circular, en las áreas postdiluvianas de Havilá y Cus respectivamente. Los otros dos ríos—el Tigris y el Éufrates—se describen como surgiendo de un origen común en el Jardín del Edén, indudablemente muy diferente de sus cursos actuales. Por lo tanto, las descripciones topográficas en los primeros capítulos de Génesis están en armonía con un diluvio mundial. Además, es probable que los supervivientes del diluvio usaran nombres familiares para formaciones topográficas después de la catástrofe, aunque la superficie terrestre tuviera una apariencia completamente diferente.
Noveno, la duración del diluvio tiene sentido solamente en el marco de una inundación universal. El diluvio de lluvia desde el cielo, y el agua de las fuentes del abismo continuaron por 40 días (Génesis 7:17), y todos los montes más elevados todavía estaban cubiertos de agua cinco meses después de que la inundación comenzara; las cimas de las montañas no fueron vistas sino hasta el séptimo mes luego del comienzo del diluvio, y las aguas del Diluvio no estaban suficientemente secas para que Noé pudiera dejar el arca hasta un año y diez días luego que las lluvias habían acabado (ver Génesis 7:11; 8: 14). Tales lapsos de tiempo parecen acordes solamente con un diluvio universal y no con una inundación local.
En décimo lugar, la actividad del agua en retroceso (Génesis 8:3a, 54a) se describe con frases hebreas que, en paralelo con la fraseología y construcción gramatical similar para el movimiento del cuervo (“yendo y volviendo”) descrito en Génesis 8:7, debe ser traducida como “avanzando y retirándose,” (véase Austin 1990, p 218; Hasel 1978, p 93) e implica el movimiento oscilante del agua durando 74 días (ver Génesis 8:3-5). El agua corriendo de un lado a otro como en el movimiento de las mareas oceánicas, a medida que el nivel descendía gradualmente, apoya una interpretación universal tal como la del “modelo de impulso de energía oceánico del diluvio” (Austin 1990, p 218), pero es incongruente con una teoría de inundación local.
En decimoprimer lugar, los pasajes del NT relativos al Diluvio emplean todos un lenguaje universal: “llevó a todos” (Mateo 24:39); “destruyó a todos” (Lucas 17:27); “Dios tampoco perdonó al antiguo mundo, sino que guardó a Noé […], con otras siete personas, y trajo el diluvio sobre el mundo de los impíos” (2 Pedro 2:5); “pocos, sólo ocho personas, se salvaron del agua” (1 Pedro 3:20); “Noé […] condenó al mundo” (Hebreos 11:7). Una inundación local no habría puesto fin al mundo antediluviano. Como dice Archer, “tenemos la corroboración inequívoca del Nuevo Testamento de que la destrucción de la raza humana en la época del Diluvio fue total y universal" (Archer 1985, p 208).

La duración del diluvio tiene sentido solamente en el marco de una inundación universal

En duodécimo lugar, la tipología del Diluvio en el NT asume y depende no sólo de la historicidad sino también de la universalidad del Diluvio para argüir teológicamente a favor de un juicio mundial inminente por fuego (2 Pedro 3:6-7). Pedro argumenta que como hubo un juicio mundial por agua, que causó la destrucción del incrédulo mundo antediluviano, de manera similar en el antitipo se requiere que ocurra un juicio universal por fuego al final de los tiempos, el que traerá la destrucción sobre los impíos (Véase Davidson 1981, p 326-327).

En decimotercer lugar, los términos y motivos clave que ya hemos destacado en Génesis 6-9 convergen para constituir una declaración teológica muy importante: el diluvio de Noé no es nada menos que la ruina cósmica o el reverso de la creación. Numerosos eruditos bíblicos han reconocido este importantísimo punto teológico del relato del Diluvio. Nahum Sarna escribe que “el Diluvio es una catástrofe cósmica que es en realidad el inverso de la creación.” En otras palabras, la creación está siendo deshecha, y el mundo regresó al caos (Sarna 1989, p 48).
Tikva Frymer-Kensky describe el Diluvio como “el deshacer original y cósmico de la creación” (Frymer-Kensky 1983, p 410; Frymer-Kensky 1985, p 312). Claus Westermann habla de “invasión del caos en el orden creado; el diluvio tomó proporciones cósmicas" (Westermann 1974/1984, p 434). Umberto Cassuto señala que en el punto más elevado de la inundación, “vemos agua por todos lados, como si el mundo hubiera vuelto a su estado primigenio en el amanecer de la creación, cuando las aguas del abismo lo sumergían todo" (Cassuto 1964, p 97). David Clines usa el acertado término bouleversement (revocamiento o trastrocamiento completo) o “reversión” de la creación para reflejar la trascendencia teológica del Diluvio (Clines 1972, p 136). Para Joseph Blenkinsopp, ...El diluvio es un acto de des-creación, de deshacer el trabajo de separación devolviéndolo todo al caos acuático primigenio de donde el orden creado primero surgió (Blenkinsopp 1992, p 83; compárese con Blenkinsopp 1971, p 46 - 47). Gerhard von Rad subraya vívidamente las implicaciones universales de este deshacer o revocación de la creación:

...Debemos entender el Diluvio, por tanto, como una catástrofe que involucró al cosmos completo. Cuando el océano celestial se abre derramándose sobre la tierra, y el mar primigenio debajo de la tierra, que había sido contenido por Dios, se libera ahora de sus cadenas, brota efusivamente hacia arriba por abismos abiertos hacia la tierra, ocurre entonces una destrucción de todo el sistema cósmico de acuerdo con la cosmología bíblica. Las dos mitades del caótico mar primigenio, separadas (una arriba, la otra debajo) por el gobierno creativo de Dios (capítulo 1: 7 - 9), son unidas nuevamente; la creación comienza a hundirse en el caos. Aquí la catástrofe, por ende, no concierne solamente a hombres y bestias... sino a la tierra (capítulos 6.3; 9.1) indudablemente, a todo el cosmos (von Rad 1972, p 128).

Solamente un diluvio cósmico/universal puede explicar teológicamente el deshacer o reversión cósmica/universal de la creación descrita en Génesis 6-9.
En decimocuarto y último lugar, la reversión cósmica completa de la creación es seguida por un nuevo principio cósmico. Como dice Clines:

...la “des-creación” que Dios ha hecho con el diluvio no es final; la creación no ha sido deshecha permanentemente. Las viejas unidades del mundo natural son restauradas (8:22), y las viejas ordenanzas de la creación son renovadas (9: 1-7) (Clines 1972-73, p 138).

Jacques Doukhan ha demostrado los paralelismos literarios precisos entre las etapas sucesivas de la “re-creación” en el período que siguió al Diluvio (Génesis 8-9) y los siete días de la creación en Génesis 1-2 (Doukhan 1987, p 133–134; consúltese también Gage 1984, p 10-20):
  • El viento sobre la tierra y las aguas. Génesis 8:1; paralelo a Génesis 1:2.
  • División de las aguas. Génesis 8:1-5; paralelo a Génesis 1:6-8.
  • Aparición de plantas. Génesis 8: 6-12; paralelo a Génesis 1:9-13.
  • Aparición de la luz. Génesis 8:13-14; paralelo a Génesis 1:14-19.
  • Liberación (entrega) de animales. Génesis 8:15 - 17; paralelo a Génesis 1:20-23.
  • Los animales junto con los hombres, la bendición, la alimentación para los hombres, la imagen de Dios. Génesis 8:18-9:7; paralelo a Génesis 1:24-31.
  • Señal del Pacto. Génesis 9:8-17; paralelo a Génesis 2:1-3.
Por lo tanto, en la estructura literaria de la “re-creación” en el relato del Diluvio, se subraya la dimensión universal del Diluvio por los paralelismos detallados con la narración de la creación cósmica en Génesis 1-2.

CONCLUSIÓN

En conclusión, el tema de la extensión del Diluvio del Génesis no es meramente un asunto de curiosidad ociosa con muy poco riesgo para la fe cristiana. Para aquellos que ven los días de la creación como seis días literales de 24 horas en Génesis 1 (ver Hasel 1994), un Diluvio universal es una necesidad absoluta para explicar la existencia de la columna geológica. Una semana literal en la creación está inseparablemente relacionada con un Diluvio mundial.
Un Diluvio universal es crucial no solamente para tratar de conciliar la ciencia y las Escrituras. Es también crucial para comprender y permanecer fieles a la teología de Génesis 1-11 y del resto de las Sagradas Escrituras (para más detalles sobre la teología del Diluvio de Génesis en su contexto canónico, véase Davidson 2001). Los muchos nexos con la creación universal en Génesis 1-2 que hemos destacado en este estudio no sólo confirman el aspecto de la universalidad del Diluvio, sino que también sirven para conectar teológicamente la Protología (Creación) con la Escatología (juicio/salvación) en los capítulos iniciales de la Biblia. El Diluvio es una “des-creación” escatológica, paso a paso, del mundo y la humanidad, seguido por la “re-creación,” paso a paso, del nuevo mundo. “Por tanto,” escribe von Rad, “la historia del Diluvio (y éste es teológicamente el hecho más importante) muestra un juicio escatológico del mundo… El juicio mundial del Diluvio cae como una cortina de hierro entre esta era del mundo y la del primer esplendor de la creación” (von Rad 1972, p 129 - 130).
La teología del Diluvio universal es, por lo tanto, el pivote de un tema universal conectado pero multifacético que corre a través de Génesis 1-11, y constituye un modelo sobre-arqueado para la creación mundial siguiente, revelando el carácter del Creador y su propósito original en la creación; la especie humana apartándose del Creador y la extensión universal del pecado terminando en la “des-creación” universal a través del juicio escatológico; y la re-creación, en la salvación escatológica del remanente fiel al pacto, y la renovación universal de la tierra.◀

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Richard M. Davidson es profesor de Exégesis y director del Departamento de Antiguo Testamento en la Universidad Andrews en Michigan, EEUU. Ha escrito varios libros y numerosos artículos en revistas teológicas de investigación y en publicaciones denominacionales.